Las personas resilientes es capacidad que tienen las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro, reparando en el camino los errores cometidos. En un mundo donde la gente da por perdido su futuro en cuanto le arruina una relación o no consigue un trabajo es mejor aprender a ser resiliente, ya que es la base de la resiliencia y el secreto para ser feliz.
¿Qué significa resiliencia?
El término resiliencia alude a la capacidad que poseen las personas para adaptarse a situaciones adversas, logrando desarrollar actitudes positivas. Suele ocurrir a menudo que la vida nos pone a prueba, colocando en nuestro camino obstáculos que sobrepasan a nuestra capacidades. Estas ocasiones pueden superarnos y llevarnos a cuestionarnos si poseemos las fuerzas suficientes para continuar. En esos momentos solo tenemos dos opciones: dejar que la situación nos gane o enfrentarnos a ella, saliendo vencedores, haciendo uso de la resiliencia.
¿Cómo practicar la resiliencia?
La resiliencia, como sabemos, es una habilidad que debe ser desarrollada. Muchas personas la desarrollan dado a que han atravesado determinadas situaciones que, individualmente, las personas han requerido de la resiliencia para poder superarlas. Dicho esto, es claro que todas las personas resilientes, siempre y cuando pongamos a disposición cambiar ciertos hábitos.
Por ello, es sabido que las personas resilientes no nacen siéndolo, sino que se transforman en ello. Esto quiere decir que han batallado por circunstancias límite o que han fracasado en varias oportunidades, sin darse por vencidos. Al atravesar estos difíciles momentos, las personas desarrollan las habilidades necesarias y dan lo mejor de sí mismas para, de esta manera, poder enfrentarse a los obstáculos que se les presenten.
6 características de las personas resilientes que no conocías
Autoestima y autoconocimiento: Este último consta de conocer cuáles son nuestras habilidades y fortalezas, tanto, así como nuestra habilidades y límites. De esta forma, la persona es capaz de proponerse metas más realistas y objetivas.
Afrontar adversidades: Es importante saber afrontar las adversidades con determinado nivel de humor. La persona resiliente es capaz de reír y mantener una sonrisa en circunstancias complicadas que lo ayudará a superarlas y mantenerse fuerte y optimista.
Tener conciencia del presente: Saber vivir el presente, evitando recriminarnos a nosotros mismos por cosas que han pasado o que podrían pasar, resulta de gran importancia para practicas la resiliencia. Disfrutar de las pequeñas cosas hace que seamos más optimistas.
Autonomía: Permite a las personas resilientes influir en lo que suceden en su entorno. Esto ayuda a incrementar su autoestima, permitiendo que tome el control para encontrar la solución de ciertos problemas o conflictos.
Tolerancia a la frustración: Aprender a lidiar con la frustración e incertidumbre es una buena forma para ganar seguridad y confianza en uno mismo, intentando eliminar aquellos malestares que pudiesen afectarnos.
Empatía: Esta es la capacidad para comprender y colocarse en los zapatos del otro, comprendiendo sus sentimientos a través del entendimiento de los propios. Cuando ponemos en práctica la empatía, damos más afecto, recibiendo lo mismo. Así, aumenta el número de personas que nos brindan su apoyo.